En el pasado artículo veíamos cómo afrontar el miedo a fallar en el ámbito deportivo. Pongámonos ahora en el siguiente paso, y no solo en el deporte, sino en la vida en general: ¿cómo tenemos que afrontar un fallo, cómo superar un fracaso? Veamos cuáles son los miedos que surgen tras un duro golpe, y cuáles son las claves y los pasos a seguir para salir de un bache. Lo primero es que, aunque vayamos a hablar de fracaso, comencemos por expresarnos de una forma más positiva: el fracaso es la principal fuente de aprendizaje.

Soy consciente, porque además lo he vivido, de la dificultad que conlleva superar un duro golpe. Superar un fracaso no es fácil. Es posible que a nuestro alrededor encontremos personas con una alta capacidad para sobreponerse a hechos negativos, esas personas tienen una alta resiliencia, o lo que es lo mismo: una alta capacidad de adaptación ante una situación adversa.

¿Pero sabéis cómo se logra ser una persona resiliente? Después de muchos fracasos. Y superando todos y cada uno de ellos. Por eso la resiliencia es la consecuencia y la consecución de superar el fracaso. Ahora bien, si no somos una de ellas, si nos topamos por primera vez con un duro golpe en nuestra vida, ¿cómo superar el fracaso?

 

Relativiza

Dejando a un lado las cosas verdaderamente importantes, como es tu salud y la de todos tus seres queridos, nada es realmente tan impactante como para no poder salir de ello. Es decir, aunque algo te parezca ahora mismo un pozo sin fondo del que crees no poder salir, lo cierto es que la realidad objetiva probablemente no sea tan negativa como ahora la ves. Acepta la situación.

 

El fracaso es algo tan común como el respirar

Todo el mundo fracasa alguna vez, con mayor o menor crudeza, pero el fracaso es algo general a todos. Todos podemos caer y todos caemos alguna vez. Así que, como no eres el únic@, como todo ser humano puede y va a equivocarse en alguna ocasión, ya sabes que encontrarás ejemplos de cómo salir a flote de nuevo: aprende de los demás, déjate guiar. Es más, tal vez puedas hasta sentirte afortunad@, porque la única forma de aprender en la vida es cayendo, es fracasando, es aprendiendo y resurgiendo.

 

Una vez aceptamos y encontramos ejemplos… ¡Aprendamos!

Creo que lo mejor de fracasar y afrontar un golpe es la enorme posibilidad de aprendizaje de uno mismo que ofrece. Después de maldecir, llorar, lamentarse y soltar toda la rabia… Es el momento de aprender, de analizarse a uno mismo, con sinceridad, de sacar una lección de vida. Reflexionemos sobre qué, cómo y por qué falló lo que falló ¿Qué comportamiento o habito vamos a cambiar? ¿Qué haremos diferente la próxima vez?. Aprendamos mucho. Aprendamos cada día.

 

 

Visualiza el objetivo con optimismo y valentía

Una vez cumplidos los pasos anteriores, es hora de ponerse a trabajar. Siempre es bueno tener un objetivo en mente que nos tenga enfocados, con metas cortas y sencillas para que vayamos adquiriendo seguridad en lo que hacemos hasta que nos sintamos preparados para seguir avanzando. Y lo más importante de este punto: mirar atrás no sirve absolutamente de nada. No dejes que tu mente vuelva al punto de fracaso. Deshazte de las preocupaciones, de las dudas y de los miedos. Decide lo que vas a hacer y hazlo.

Un error o un fracaso es útil si haces cuatro cosas con él: reconocerlo, admitirlo, aprender de él y olvidarlo.

Es posible que caigas de nuevo por el camino, pero ya has aprendido lo que es levantarte. Es el momento de la valentía.

Porque recuerda: el miedo… es de VALIENTES.