El miedo en la vida profesional y laboral está muy presente. Más aún tras la crisis económica que afectó y afecta a tantos miles de personas. Hay un alto porcentaje de personas que, con el pretexto de no perder el trabajo, se dejan contaminar por el miedo: a hablar en público, a tratar con los jefes, a ser despedido o a cambiar de trabajo con el fin de poder pagar sus facturas.
Considero primordial puntualizar algo desde el inicio: identificar el miedo así como su origen es el primer paso para lograr gestionarlo. Y existe un altísimo porcentaje de probabilidades de que el origen de los miedos en el trabajo estén en la propia percepción que tiene cada uno de sí mismo. O dicho de otro modo: una autoestima baja, una falta de confianza, un alto nivel de inseguridad o de autoexigencia son alguna de las causas que pueden estar provocando tus miedos en el trabajo.
Miedo a hablar con los jefes
Es quizás el más común. Dejando a un lado a aquellos jefes que realmente no son líderes, es decir, a aquellos con los que incluso sin miedo poco o nada se puede hablar porque tu relación con ellos no depende tanto de tí como de ellos mismos, es clave que el primer paso que des para gestionar el miedo a hablar con ellos sea el de “bajarles del pedestal”. Esto es: los jefes no dejan de ser personas normales, y quienes probablemente antes de haber sido jefes hayan estado en puestos de menos responsabilidad. Por tanto no son dioses ni semidioses con los que no se pueda tratar.
Puedes y debes hablar con ellos sobre la estrategia a seguir para la consecución de los objetivos, sobre tus horarios, sobre la flexibilidad ante una situación personal repentina, sobre problemas o conflictos laborales. Y digo, que además de que puedes DEBES, porque dentro de sus responsabilidades está la de gestionar estos temas.
La forma de comunicarse
Empieza por tener tu objetivo en mente. ¿Qué quieres conseguir? ¿Qué esperas que haga tu jefe?. Nunca olvides que estás en un entorno laboral, profesional, por lo que debes mantener bajo control tus impulsos, piensa antes de hablar, no seas un “sincericida”. La buena noticia es que las conversaciones se pueden diseñar. Elige dentro de tus posibilidades el momento y lugar adecuado, el tono que vas a emplear, el contenido que quieres transmitir y lleva preparado un plan B y C ante las posibles respuestas de tu jefe. Nuestras relaciones están estrechamente relacionadas con la calidad de nuestras conversaciones. Y por último no olvides escuchar y mostrar en todo momento educación.
Miedo al despido
El miedo a quedarse sin trabajo es excesivamente común. La mejor forma para gestionar el miedo al despido, es trazar una estrategia basada en dos pilares: la autoestima personal y en la formación constante.
Continuar formándose, ayuda en los dos aspectos: por un lado, la adquisición de nuevos conocimientos aumenta la confianza en uno mismo y renueva tu valor como trabajador. Por lo tanto adquirir nuevas habilidades laborales no solo te abrirá puertas en tu trabajo actual, sino que en el supuesto caso de que llegara un despido, tendrías más posibilidades de conseguir un nuevo trabajo.
Y sí, has deducido bien: si tienes un buen nivel de autoestima y nunca dejas de mejorar, no solo no tendrás miedo al despido, sino que tampoco tendrás miedo a cambiar voluntariamente de trabajo.
Miedo a hablar en público
El miedo escénico, es muy común entre directivos. Aquí voy a serte muy claro: jamás, nunca, vas a poder gustar a todo el mundo. Con lo cual, lo primero que debes asumir es que siempre puede y va a haber quien critique o no comulgue con lo que dices o cómo lo dices. ¿Y? ¿Cuál es el problema? ¿Es que acaso tú estás de acuerdo con todo el mundo y con todo lo que dicen?
Gestionar el miedo a hablar en público en el trabajo tiene una estrategia muy similar a la que comentábamos en el punto de cómo hablar con tu jefe, aunque podríamos añadir algunos otros:
- Prepárate: ¿A qué publico me dirijo y que esperan de mi? ¿Qué mensaje quiero transmitir? Ellos son lo importante. Redacta tu discurso sin fisuras. Vuélvete un experto en tu materia, Apréndetelo.
- Visualízate: Pon pie en tierra. Visita el lugar donde tendrás que hablar en público y observa el espacio e imagínate dando tu charla ese día y haciéndolo muy bien, de una forma ideal, con una confianza total. Repite este ejercicio todos los días aunque no visites el lugar. Recuérdate a ti mismo en una situación similar que hayas superado con éxito. Si ya lo hiciste una vez, ¿por qué no ahora?
- Entrena: Es una palabra que seguramente hayas leído mucho en este blog. Y más que seguirás leyendo. Todo en la vida es esfuerzo y entrenamiento. Es la formación y el entrenamiento lo que hace al especialista y al maestro. Gestionar el miedo requiere de entrenamiento, exponer en público también. Grábate dando la charla. Hazlo delante de los amigos o en su defecto llena el salón o el despacho de peluches y háblales a ellos con el mismo rigor que si fuese tu público.
- Llegado el momento: Descansa bien el día anterior, no comas mucho y ponte música energizante. Piensa en positivo, respira de forma pausada, sonríe aunque no tengas ganas, bosteza, suelta el cuerpo. Si llega el miedo salúdalo, dale las gracias, pero despídele, no le necesitas, esta todo bajo control. Has entrenado y sabes lo que vas a decir. Todo va a salir bien.
Y, si pese a todo, crees que necesitas un poco de ayuda para superar tus miedos laborales… ¿Por qué no hablamos? Saquemos ese héroe que llevas dentro.