Según la revista Harvard Business, el mayor obstáculo para la Innovación y los modelos de negocio, son el miedo y la incertidumbre. El principal factor de estrés en el trabajo es el miedo. El miedo a la pérdida de poder, al cambio, al despido, al fracaso. Las empresas también lo sufren. A que el producto nuevo no funcione, a la competencia, a perder clientes o a la quiebra. Y yo te pregunto. ¿a qué tienes miedo? Piensa. Y si pensarás que vencer tus miedos personales o profesionales fuese una cuestión de vida o muerte. No de unas cifras, de un posicionamiento o de una cuenta de resultados ¿crees que te ayudaría a tomar decisiones más valientes, más audaces, más comprometidas? Si tu vida estuviese en juego ¿delegarías la responsabilidad, le pasarías la pelota al otro, te distraerías de tu objetivo? ¿verdad que no?
Tras los atentados en NY, el concepto de seguridad cambió radicalmente. Quedó una sensación de que todos éramos vulnerables. Desbordados por la tragedia, nos inundó la tristeza y nos olvidamos de la majestuosidad, lo divino y humano de nuestro ser, del héroe que habita en cada uno de nosotros. Volvimos a los tiempos donde el ejército de los EE.UU. creo el acrónimo VUCA, para definir la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y ambigüedad después de la Guerra fría.
Este miedo dio munición al enemigo. Matamos al niño que fuimos y que creía que todo era posible. Y yo me pregunto ¿dónde están esos líderes, esos hombres y mujeres honestos, valientes y sabios, que escudo en mano y tizona en alto, luchaban con honor por un ideal, por un mundo mejor? Nos invadió la creencia equivocada de que las grandes hazañas o las acciones heroicas, son sólo de hombres y mujeres “excepcionales”, dotados de unos recursos físicos, intelectuales y psicológicos fuera de lo común y no es así. Todos tenemos a un héroe, a un valiente que está dispuesto a salir, si creemos en él, si creemos en nosotros. Lo que de verdad les diferencia es algo muy humano. Es una motivación superior al miedo, a la dificultad que tienen que vencer y una actitud de combate que les impide rendirse ante la
adversidad, sea cual sea. Y en esto estaremos de acuerdo, en que marca una gran diferencia en la vida privada, en las relaciones y en las organizaciones.
Y para eso propongo ejercer un liderazgo valiente en términos estrategicos y operativos, conjugando la etica, la pericia y el coraje en la acción. Y desde ahí gestionar estos entornos VUCA. Solo en la acción afrontamos y superamos nuestros miedos. Solo en la acción alcanzamos nuestras metas. Como diria El Cid de Pérez Reverte «Huir solo sirve para morir cansado».
Todos los hombres y mujeres estamos asustados la primera vez que entramos en acción. Pero yo te aseguro, que si actúas como si fueses valiente, acabaras siendo valiente. Porque lo que entrenamos, es lo que luego haremos bajo presión. Es la práctica y el entrenamiento, lo que hace al especialista y al maestro. Esa firmeza de ánimo, esa confianza en nosotros mismo, es lo esencial. Cuanto más complicada sea la situación, más serenidad de presencia.
El éxito y la supervivencia de cualquier empresa, pasa por unir y empoderar a sus equipos, la unidad básica de ataque, antes de marcar ninguna meta. El líder debe gestionar los miedos y luego definir los talentos, habilidades y tareas de cada miembro del equipo, para ir a por el objetivo como un comando, sabiendo que la misión es lo primero. Así que, no importa lo ingenioso o disruptivo que sea tu plan. Si tu equipo no está preparado, no podrá ejecutarlo. Es así de sencillo. Y no solo hablamos de compromiso y competencia. Hablamos de todo lo que tiene que tener un equipo: valores en común, cohesión, resiliencia, espíritu de sacrificio, cumplimiento del deber, actitud de combate, generosidad, entusiasmo, respeto, confianza, dialogo, liderazgo, motivación y foco. Cuando trabajamos en equipo, el foco no está en competir, está en ganar. Tú podrás llegar a la cumbre en solitario, pero no, sin un gran equipo. En el equipo es donde reside la fuerza. Mira en el TEDAX sólo hay dos tipos de trabajo: o tu trabajo es desactivar la bomba, o tu trabajo es ayudar a ese Tedax a desactivarla. No hay un tercer trabajo. En tu empresa tampoco. Piénsalo.
Nos tenemos que arrancar la tristeza, poner el corazón en la tarea, ser buenos porque si, valientes aunque no compense, hacer el bien para honrar a nuestros antepasados y ser ejemplo. Para decirles a nuestros hijos que un mundo mejor pasa por ayudar al prójimo, por darlo todo y esperar lo mejor. Que hay que sobresalir sin dar codazos, esforzarse en ser lo suficientemente bueno para que no nos puedan ignorar. Y que ser diferente y mejor, es el camino para no acabar siendo invisible. Hoy más que nunca, el mundo necesita héroes y héroinas. Debemos de dejar de ser invisibles, para convertirnos en líderes inspiradores. Todos estamos llamados a serlo. Porque el éxito no es una casualidad. Es una probabilidad, que está más cerca de aquellos que sueñan y hacen lo necesario para alcanzarlo. Hazlo como si fueses a morir mañana y así salvaras tu vida, tu relación o tu negocio.