El miedo tiene dos caras. Una amiga, que nos avisa de los peligros y que está alineada con nuestras capacidades y otra toxica, paralizante y que se convierte en el mayor freno de nuestro crecimiento personal o profesional.
El miedo al cambio está relacionado con la pérdida de poder, de control y se nutre de nuestro sistema de creencias y de la falta de información. Porque cuando tenemos miedo, lo que más tenemos son preguntas sin resolver. Las personas encontramos la seguridad en lo conocido, de ahí la necesidad de contestar a nuestras preguntas con datos veraces, con información real que nos aporten seguridad ante el cambio.
Tenemos que encontrar ese momento de calma para que la templanza y la clarividencia afloren, evitando reaccionar sin control y buscar la mejor decisión al reto, al cambio que se nos presenta.
Porque “Tener miedo es inevitable, pero superarlo es una decisión”.
El cambio tiene que compensar en términos de coste/beneficio. Nos tenemos que esforzar en aplicar la perspectiva positiva y encontrar las razones que nos movilicen a arriesgarnos ante el anhelo de progresar en nuestro camino.
La fórmula que aplico es sencilla: B.I.C.R.A. (Beneficio, Información, Control, Reflexión, Acción)
En resumen. Busca el “Beneficio” del cambio. Analiza la “Información”, busca nuevos datosque te aporten seguridad. “Control” de las emociones para no reaccionar de forma descontrolada y perder el control de la situación. “Reflexiona”, encuentra la solución, el plan que mejor se adapte a ese cambio y pasa a la “Acción”, solo en la acción afrontamos y superamos nuestros miedos.
¿Qué cambios han mejorado tu vida?