Una vez, en una entrevista, me preguntaron que cómo me gustaba la gente. A lo que contesté: “valiente, auténtica, de verdad…”. ¿Cómo es alguien “de verdad”? Para mí, es alguien que lo que piensa, dice y hace, no desentona con lo que es. Cuando pierdes esta alineación, dejas de ser valiente y empiezas a mentir y a perderte.

Sentir, pensar, decir y hacer lo mismo te cambia la vida. Vamos a hacer una distinción entre congruente y coherente: ser congruente, es un compromiso con uno mismo. Es buscar que lo que tú eres esté de acuerdo con lo que dices y haces. No es una actitud de cara a los demás. Esto sería ser coherente. Estar alineado con la expectativa que los demás tienen de ti.

¿Por qué a veces no logras lo que piensas que puedes lograr?

 

Es fundamental que lo que sientas, pienses, digas y hagas sea lo mismo, sí. Es primordial ser congruente. Pero casi igual de importante es ser honesto con uno mismo. Pongamos un ejemplo para explicar esto:

Es posible que conozcas a alguien, o tal vez tú mism@, que diga “voy a conseguirlo”. Y no lo hace o no lo consigue. Y eso, pese a que dice y piensa “voy a conseguirlo”. La explicación es sencilla: realmente no siente, no se ve capaz de conseguirlo.

Cuando nos referimos a que los cuatro procesos, sentir, pensar, decir y hacer, decimos que LOS CUATRO deben estar alineados. Es más que probable que quien piensa “voy a conseguirlo” e incluso manifiesta verbalmente “voy a conseguirlo” realmente no esté sintiendo que puede conseguirlo. Está fallando en la base de la pirámide, en los cimientos de su objetivo. Y a la hora de pasar a la acción, de ejecutarlo, falla.

Para poder lograr alinear los cuatro elementos, es importantísimo hacer algo primero: tirar la pared que tienes interpuesta entre tus emociones y tus pensamientos. Deja que tus emociones lleguen a tu parte consciente, empápate de lo que sientes, escúchate a ti mismo. Conecta tu corazón y tu cabeza, alinéalos. Haz que el “voy a conseguirlo” que dices en tu cabeza venza al “no sé si puedo conseguirlo” que en realidad estás sintiendo en tu inconsciente. Y al revés. Si lo sientes fervientemente no dejes que tus creencias limitantes te impidan alcanzar lo que tu corazón anhela.

Porque recuerda: verbalizar un “voy a conseguirlo” tiene como fin convencerte a ti mismo de que lo vas a conseguir y de paso demostrar a los demás que tu compromiso es firme. Pero el secreto está en saber que, al único a quien tienes que demostrar que vas a conseguirlo y para conseguirlo es a ti mismo. Y a nadie más.

El miedo es de valientes. Pasemos a la acción.