En el año 2016 llevé a cabo un taller cuyo objetivo esencial era descubrir las fortalezas de todos los asistentes. Lo hice en Valencia, a bordo de un Toftevaag, un antiguo pesquero de Noruega. Una embarcación que data de 1910, que nació como pesquero de arenques y que hoy es el cuartel general flotante de Alnitak, un grupo de biólogos, ecologistas y voluntarios que velan por la biodiversidad y la limpieza del mar Mediterráneo. «El símbolo de nuestro compromiso con las comunidades de pescadores», le llaman.

Ha sido este verano de 2019 cuando, tras ver el spot publicitario ‘Acto II. Amantes’, de Estrella Damm, he vuelvo a ver las fotos de aquel extraordinario curso. Y tras verlo, una frase se me vino a la mente y recorrió todo mi cuerpo con rotundidad y certeza: «Sí, HAY OTRA FORMA DE VIVIR».

Aquel curso fue especial. Fue un día de conocimiento y autoconocimiento, en donde el sol brilló en el horizonte y reforzó una jornada llena de alegría, compañerismo, complicidad, confesiones y crecimiento. Una jornada de superación. Aprendimos a cuidar de nosotros mismos. Así que la pregunta, ligada al vídeo de Estrella Damn, es: si queremos cuidar de nosotros mismos… ¿no deberíamos proteger aquello que hace posible nuestra mera existencia?

Por supuesto, mi respuesta vuelve a ser rotunda: Sí.

Porque hay otra forma de vivir. Podemos vivir sin miedo. Podemos vivir siendo fuertes. Podemos vivir superando las adversidades. Podemos y debemos vivir de una forma sostenible, para con nosotros mismos, para con nuestras tierras y nuestros mares.

Sí, hay otra forma de vivir.